Mendoza, Lunes de
Pascua de 2012
Estimados miembros de la comunidad educativa:
El presente documento es el fruto del
estudio, la reflexión y el trabajo de todos. Durante el segundo semestre del
año 2011 como equipo directivo asumimos el desafío de responder las tres
preguntas que estructuran este trabajo:
¿Qué entendemos por competencia en el
contexto de nuestro colegio?
¿Qué entendemos por Proyecto Curricular
Institucional?
¿Por qué realizar un PCI basado en
competencias y no de otro modo?
La tarea era ambiciosa y nos exigió
consensuar conceptos, posiciones y visiones pedagógicas. Luego de algunos meses
pudimos dar a luz un primer borrador común que respondía a estas preguntas.
El sábado 17 de diciembre de 2011
realizamos una jornada de trabajo en la que los directivos ampliamos la
participación, convocando a la coordinadora pedagógica, coordinadores de área,
referentes de la Dirección de Pastoral, del Departamento de Seguimiento de
Alumnos y de los preceptores. Las mismas tres preguntas nos animaron a pensar,
jugar y construir juntos una comprensión común del proceso en el que estamos
embarcados.
En las jornadas institucionales de
febrero de 2012 la participación se amplió a todo el personal docente de
nuestra institución. Ustedes recordarán cómo el trabajo y el entusiasmo de cada
uno permitieron seguir construyendo una
visión común en relación a las tres preguntas planteadas.
Finalmente nos pareció muy importante
dar participación a los alumnos. Fueron los miembros del Centro de Estudiantes
quienes aportaron su valoración y su mirada en relación con el tema.
Este proceso nos permite contar con un
documento que contiene el aporte de todos y nos posibilita hablar un lenguaje común. Es sólo un paso, insuficiente pero
necesario y muy esperanzador en este camino de revisión del Proyecto Educativo
Institucional.
Esperamos que la lectura consciente de
su contenido sirva de base para seguir avanzando con entusiasmo, esperanza y
profesionalismo.
Con afecto en el Señor Resucitado los
saludan,
Luz Perussich,
Claudia Molina,
Miriam Miguez,
Matilde Rogé
Julio Navarro S.
Introducción
“Los
procesos educativos son personalizados y
apuntan a la formación y
capacitación para el trabajo, para la convivencia democrática, para impulsar el
cambio y el desarrollo social y para la formación ética y religiosa. Se
orientan por la espiritualidad y pedagogía ignacianas, encarnadas en cada
institución, para que todos lleguen a ser “hombres y mujeres para los demás” y
“con los demás”, con excelencia humana, alto nivel académico y capaces de
liderazgo en sus ambientes.”
(Proyecto
Educativo Común de la Compañía de Jesús en América Latina n° 6)
Nos encontramos en las fronteras y encrucijadas
de un nuevo escenario social y educativo. Como se ha dicho, contamos con un
sistema educativo que data del siglo XIX, con docentes que nos hemos formado en
el siglo XX y con alumnos que pertenecen al siglo XXI. Asistimos a “la inocultable evidencia de la
inutilidad de los aprendizajes ofrecidos por el sistema respecto de las
demandas y desafíos del mundo actual” (Guerrero 2000). La preocupación por la calidad de la
educación que imparte la escuela es hoy un lugar común en los foros de debate
tanto públicos como privados. Escuelas,
profesores y estudiantes estamos tensionados por la necesidad de lograr mejores
aprendizajes.
Esto nos desafía. El cristiano no se
espanta ni se escandaliza sino que aborda estas fronteras y encrucijadas con
espíritu pascual. Sabiendo que Dios está presente en la historia
y que es preciso descubrirlo, buscar su presencia en el tiempo que nos toca
vivir. Pensar juntos lo que nos pasa, hablar de lo que nos pasa, es el camino
para poder discernir cómo lograr que nuestras prácticas educativas estén
cargadas de valor y significado.
Que no sean un mero intento de
hacer que “todo siga igual”, “de volver a lo que era” perdiéndonos de encontrar
en nuestro tiempo las huellas de Dios que sigue creando y que nos invita a descubrirnos
creados para la Esperanza.
Estamos ante una doble e inseparable misión: la de formar
integralmente a la persona, capaz de convivir, y la de enseñar a aprender, para
que le sea posible actualizarse permanentemente.
Creemos que la noción de competencia pueda dar respuestas a este
desafío.
¿Qué
entendemos por Competencia en el contexto de nuestro colegio?
Encontramos numerosas definiciones de
“competencia” en una variada y rica bibliografía. Intentaremos aquí poder
aproximarnos a este complejo concepto.
Al comenzar definimos categóricamente
la competencia principal y fundamental
(EE 23) a la que aspiramos todos los que formamos parte de esta comunidad
educativa:
Ser capaces de desear
y elegir lo que más nos conduzca al fin para el que hemos sido creados.
Teniendo como horizonte primero y
fundamental esta inspiración ignaciana podremos ir adentrándonos en la
comprensión del concepto de competencia.
Competencia es la capacidad del hombre
y de la mujer para…, es saber hacer las cosas correctas desde el principio
buscando la excelencia en todo y en todos, la capacidad de resolver situaciones
problemáticas con eficiencia y eficacia (en tiempo y forma).
En el contexto de nuestro colegio, un
alumno es competente cuando es capaz de seleccionar y usar conocimientos,
capacidades, destrezas y actitudes para resolver positivamente una situación
dada, en el contexto en el que le toca vivir y en situaciones precisas de la
vida.
¿Cómo?
•
de manera autónoma, libre y responsable
•
compasiva, creativa y consciente
•
con sentido crítico
•
en comunidad
•
trabajando con otros
•
respetando la diversidad social y
cultural e incluyendo diversidad de intereses y perspectivas
•
confiando en la Divina Providencia
•
teniendo a Jesucristo como modelo
•
aprovechando los dones recibidos de Dios para ponerlos al
servicio
•
y en un proceso de permanente
Autoevaluación – Coevaluación - Discernimiento.
La noción de competencia implica un
modo de proceder: poner a los alumnos
“en situación” desde una
formación que incluye todas las dimensiones de la persona
(bio-psico-socio-espiritual) y con una
marcada capacidad de contemplación y acción.
Competentes para percibir las mociones, “gustarlas y sentirlas
internamente”, como el resultado de la
integración del pensamiento y de los afectos que mueven a la acción.
Partiendo de una definición clásica:
“saber hacer, con saber y con conciencia”, podemos destacar los tres aspectos
de una competencia, aspectos que no
pueden pensarse disociados, sino como partes de un todo integrado en el que uno
se apoya, enriquece y posibilita al otro:
•
Un
aspecto cognoscitivo: Nos apropiamos de la cultura acumulada
de tantos años, aprendemos un lenguaje que nos permite introducirnos en el
mundo humano, desarrollamos habilidades intelectuales, cognitivas para entender/comprender
mejor nuestra realidad, aprovechando los aportes de otras generaciones e
interpretando nuestro contexto. Manejamos un saber que nos permite iluminar
nuestras decisiones y nuestras prácticas. Es lo que hemos llamado contenidos conceptuales. Incluye hechos (ej: nombre del libertador de
América); conceptos (ej. Unitarios y
federales) y principios (ej: ley de
gravedad, axiomas matemáticos).
•
Un
aspecto procedimental: Conjunto de acciones ordenadas que
conducen a la consecución de un objetivo; es “saber hacer”: implica saber para
transformar la realidad, para incidir sobre ella. Es lo que hemos llamado contenidos procedimentales. Incluyen
habilidades, técnicas, estrategias y destrezas. Por ejemplo: elaboración de
gráficos, análisis de una situación, resolución de un problema, leer, observar,
calcular, etc.
•
Un
aspecto valorativo: Este hacer no es un hacer cualquiera,
es un hacer reconociendo la dimensión ética (consciente o inconsciente) de todo
hacer. Hacemos para transformar la
realidad, para crear un mundo humano y acorde a los valores que consideramos
fundamentales. Pretendemos hacer lo que más nos conduce al fin para el que
hemos sido creados. Es lo que hemos llamado contenidos
actitudinales. Incluyen valores
(ej. solidaridad), actitudes (ej.
respetar el medio ambiente) y normas
(ej. reglas de juego)
Como se ve, estos tres aspectos no se
pueden disociar cuando hablamos de competencias. El Padre Kolvenbach nos brinda
una imagen que sintetiza y enriquece lo que terminamos de expresar, él habla de
la formación integral de jóvenes con cabeza,
corazón y manos para los demás y
con los demás.
Se busca aprender y ejercitarse en:
• pensar
adecuadamente, reflexionar, tomar conciencia, descubrir, dudar,
argumentar, de manera de poner en juego la cabeza;
• sentir
adecuadamente, tomar conciencia de los propios sentimientos, deseos,
valoraciones, intereses, gustos, emociones, de manera de poner en juego el corazón;
• ponerse
en acción para transformar nuestra realidad concreta (en primer lugar nuestra
interioridad, nuestro modo de ser, lo que se entiende esencialmente como conversión) a partir de lo que se descubre como valioso,
bueno, verdadero, de manera de poner en juego las manos.
¿Podemos entonces pensar qué no es una competencia?
•
No es una capacidad para responder a
los requisitos de la lógica del mercado y del consumo (imperante en nuestra
cultura y por consiguiente en muchas ofertas educativas del medio).
•
No es saber imponerse por sobre los
otros para tener un lugar y estar bien con uno mismo, para poder “disfrutar” de
las posibilidades de consumo: lógica individualista y liberal
•
No es un repertorio de respuestas ni la
capacidad de adquirir datos para poder reproducirlos; lógica enciclopedista que
está claramente perimida. La misma no integra la dimensión procedimental ni
valorativa.
Algunos
ejes transversales comunes
Supuesta una adecuada comprensión de competencia y la excelencia académica en
los contenidos propios de cada Espacio Curricular, mencionamos algunos desafíos actuales de nuestra
cultura frente a los cuales la formación en competencias aparece como una
manera apropiada de responder transversalmente:
•
Una cosmovisión cristiana de la
realidad.
•
La afectividad y la sexualidad.
•
La educación para la paz:
valoración/respeto de la diversidad en todo orden, educación emocional,
desarrollo de habilidades sociales y de no violencia.
•
Los cambios en la noción de
conocimiento y en el paradigma científico.
•
Los nuevos modos de entender la
“inteligencia” y por consiguiente la enseñanza y el aprendizaje.
•
La educación en la conciencia
planetaria: somos compañeros de ruta
a nivel universal y pertenecemos todos a la raza humana.
•
El cuidado del medio ambiente.
•
El cuidado del propio cuerpo y la
promoción de la salud.
•
La prevención de las adicciones
•
La formación en la participación y el
compromiso político y ciudadano
¿Qué
entendemos por Proyecto Curricular Institucional?
El término “currículum” tiene
significados muy distintos. Sin entrar en una disquisición terminológica que
excedería los alcances del presente documento, es importante acordar nuestra
comprensión común:
Entendemos por currículum al conjunto de intenciones educativas
(explícitas y/u ocultas) y el desarrollo de las acciones concretas de
enseñanza y aprendizaje para poder conseguir dichas intenciones.
El PCI buscará hacer visibles las
prácticas cotidianas, para reflexionar sobre ellas y enriquecerlas.
Se tratade la propuesta pedagógica
didáctica incluida en el PEI.Sirve para organizar y orientar la práctica
educativa. Estamos convencidos de que la calidad de nuestra enseñanza dependerá
en gran medida de la articulación y coherencia existentes en las distintas
prácticas educativas, y no meramente de la suma de las intervenciones aisladas:
los contenidos + las interacciones entre los docentes + el modo de proceder.
Un desarrollo curricular conjunto,
fruto del análisis y la reflexión de todos se concretará en la programación
áulica, en cada clase y en cada experiencia educativa, como la expresión
cotidiana del proyecto común.
En el PCI se definen los objetivos
curriculares y las orientaciones generales en cuanto a los aprendizajes que
deberían adquirir nuestros alumnos, los del San Luis Gonzaga, al transitar las
distintas etapas y/o terminar su período educativo en el colegio, teniendo como base el Paradigma Pedagógico
Ignaciano (PPI).
Es una construcción consensuada y
dinámica, que realiza el equipo docente a partir de la reflexión sobre sus
propias prácticas.
Mediante nuestro PCI buscaremos que
quede por escrito en un documento y sobretodo en la conciencia de cada docente,
una visión global del proceso educativo y el hilo conductor que sostiene este
proceso desde nivel inicial a 5to año. Por lo tanto debe ser flexible,
coherente y abierto, respondiendo al ideario de nuestra Institución (Magis Ignaciano).
Los
elementos del PCI son:
•
Para
qué enseñar
A partir de las orientaciones generales
del PEI se desprenden los objetivos de carácter curricular dando respuesta a para qué enseñamos en el colegio san
Luis Gonzaga en cada nivel, ciclo y año. Las competencias que nuestros alumnos
deberán adquirir responden claramente a este para qué.
Estas expectativas de logro a nivel institucional (“con qué competencias
debiera egresar un alumno del SLG al terminar quinto año”) se instrumentan
mediante la propuesta de enseñanza y aprendizaje, permitiendo la consecución de
dichas expectativas.
•
Qué
enseñar
Nos referimos a los contenidos, y
reafirmamos que saber algo no se reduce
a tener información sino a poder operar con ella y hacerlo con conciencia, con
una valoración ética (noción de competencia) Por eso hablamos de contenidos
conceptuales, procedimentales y actitudinales. Y decimos: los tres se
planifican, los tres se enseñan, los tres se aprenden y los tres se evalúan.
•
Cuándo
enseñar
(criterios de organización y secuenciación)
Una vez que hemos respondido al para qué y qué enseñar es necesario definir cuándo hacerlo, cómo secuenciar y organizar los
contenidos.
Si logramos definir las competencias
con las que esperamos que nuestros alumnos egresen de quinto año (las competencias
generales y las propias de cada área); podremos contextualizar y adaptar para
cada ciclo y año los contenidos.
•
Cómo
enseñar
Encontramos aquí un desafío enorme. A
nuestros padres les enseñaron de un modo similar a como les enseñaron a
nuestros abuelos. Sin embargo hoy un hermano menor asiste a un escenario bien
distinto que su hermano mayor. Si cambia el contexto, necesariamente debe
cambiar cómo enseñar.
Hemos hablado de contenidos
conceptuales, procedimentales y actitudinales, entonces las metodologías de
enseñanza (y de evaluación) atenderán a esa diversidad.
El PCI orientará las decisiones sobre cómo enseñar, esto es:
con qué criterios metodológicos, con qué criterios de organización y con qué
materiales y recursos didácticos.
Será el Paradigma Pedagógico Ignaciano
(PPI) el fundamento que sostenga y oriente nuestro modo de enseñar. A saber:
- Situar la realidad en su Contexto.
- Experimentar
vivencialmente.
- Reflexionar
sobre esa experiencia.
- Actuar
consecuentemente.
- Evaluar
la acción y el proceso seguido.
•
Qué,
para qué, cuándo y cómo evaluar
Nuestro paradigma pedagógico (PPI)
culmina con la evaluación, no como práctica sancionadora sino reguladora y
posibilitadora de mejora. Es un medio para:
mejorar la enseñanza y favorecer el aprendizaje.
Entender el para qué, es decir, la
función de la evaluación, permite establecer los criterios sobre el qué, cuándo (inicio-diagnóstico
contextualizador; proceso, integración)y
cómo evaluar.
Para esto es importante tener en
cuenta: edad, talento, nivel de desarrollo de cada uno. Hay métodos adecuados
para ello, como el diálogo personal, la revisión diaria de los alumnos, la
autoevaluación, así como la revisión de las actividades del tiempo libre y el
servicio voluntario a otros.
Hay una instancia de autoevaluación y/o
heteroevaluación docente que compromete la mejora profesional sostenida.
El PCI es en
definitiva nuestro proyecto pastoral. Educar
es nuestra pastoral (la de los
directivos, docentes y no docentes, padres, ex alumnos y alumnos) Esta propuesta
pastoral se concretará entonces en el PCI.
¿Por
qué realizar un PCI basado en competencias y no de otro modo?
La búsqueda del Magis implica la
disposición para asumir los medios que vuelvan la obra educativa más
eficaz. Sobre la base del conocimiento y
reflexión acerca del contexto en que se desenvuelve la escuela, se deben tomar
las decisiones acerca de las acciones adecuadas, y las
evaluaciones que permitan realizar los ajustes necesarios.
Como hemos dicho, un currículum basado
en competencias no solamente propone nuevos aprendizajes sino fundamentalmente
un nuevo tipo de aprendizajes, siendo la noción de competencia la que marca la
diferencia con el paradigma anterior.
Cabe destacar algunos aspectos:
•
Un
currículum por competencias busca enriquecer un saber hacer. Coloca a los niños y jóvenes en situación de
saber hacer con conciencia. Le interesa que desarrollen y usen un conjunto de
destrezas mentales y operativas pero en función de obtener un resultado, de
influir en su contexto. Que interpreten
información, que disciernan el valor moral de la misma y que actúen en
consecuencia. Que reflexionen su proceso
y se apropien conscientemente de las capacidades desplegadas, en tanto
comprueben que les sirven para mejorar su capacidad de interacción con el
medio, sin dejar de lado los valores fundamentales propios de su cosmovisión.
•
Propone
un aprendizaje centrado en el alumno: no en los contenidos
o en los docentes. El alumno como
protagonista en el conocimiento, en la valoración y en la acción, protagonista
de su desarrollo como persona con y para los demás. Propone los contenidos
(conceptuales, procedimentales y actitudinales), las asignaturas/espacios
curriculares como herramientas de transformación-evangelización.
•
Promueve
la formación integral: permite que nuestros alumnos realicen
un itinerario de aprendizajes que posibiliten la adquisición de habilidades
complejas (cognitivas, valorativas, operativas), que puedan comprender su contexto y
transformarlo en función de los valores que consideramos propios de nuestra
cosmovisión. Posibilita mejor la
educación de la cabeza, el corazón y las
manos; el saber, el sentir y el
hacer.
•
Permite
superar la dicotomía saber-hacer, pensamiento–acción: para
vivenciar que es posible -y necesario- una
acción transformadora sobre el mundo.
Alimenta la esperanza, porque nos invita a trabajar y ponernos manos a
la obra en la construcción del Reino.
Sumarnos a los hombres y mujeres que supieron decir sí a Dios y
encarnaron los valores de un mundo más justo y solidario, donde todos podamos
vivir como hijos de Dios.
•
Permite
asumir los desafíos de nuestro contexto posmoderno:
revisar nuestra mirada del mundo, de la historia, del hombre, de Dios; para
ponernos a tono con una visión más holística, integradora, que recupere la
noción de misterio, de trascendencia, de contemplación de una realidad que es
más compleja, maravillosa y vasta que lo
que podemos conocer con nuestros sentidos
o realizar con nuestras fuerzas humanas.
•
Permite
el aprendizaje a lo largo de la vida: la formación
permanente es cada vez más requerida y necesaria. En la medida en que formemos
niños y jóvenes que aprendan a aprender,
podrán ir adaptándose a los desafíos probablemente insospechados de las
próximas décadas.
Que Dios nos siga acompañando e
iluminando en tan valiosa y grata tarea.
Aporte
del Centro de Estudiantes SLG 2012
(Coordinador: Prof.
Gonzalo Navarro)
A partir de una
dinámica que comenzó con el video “La Caja”
http://www.youtube.com/watch?v=1me6SQIYfX8 . Se pidió a los referentes del
Centro de Estudiantes que redacten cuáles son las competencias con las que
deberían egresar del San Luis Gonzaga.
Se
transcriben textualmente el aporte de los 10 participantes
1- Perfil: el que sale del San Lucho a
pesar de ser una escuela no muy barata no
vive en un mundo imaginario de gente con las mismas posibilidades. El que sale del San Lucho debe salir con la idea de un mundo
en el que hay gente muy necesitada y en el que uno tuvo la suerte de tener
todo. Sale una persona que va a vivir en un mundo en el que el San Lucho no
está solo.
2- Aprender a encontrar diversión en donde
no se ve tan fácilmente.
Derrumbar paredes, saber que hay algo
más de lo que nosotros creemos.
Perfil egresado: tiene que saber organizarse, ser más independiente, saber qué hacer y
cuándo, o tener una idea de ello, ya que muchas veces se lo malcrió porque se
le dice qué tiene que hacer y no se lo deja libre a sus propias decisiones.
Solidaridad, compañerismo.
Debería insistir en esos hechos, la
toma de decisiones y el trabajo en grupo: compromiso.
3- El perfil del colegio San Luis Gonzaga
es aquel que se presta para la ayuda de
las personas, que se interesa en los
distintos niveles sociales. También se demuestra en la unión y el
compañerismo y sabe defender sus opiniones y puntos de vista, aceptando las
demás ideas. Siempre proyecta nuevos proyectos para mejorar.
En las competencias que debe educar
creo que los alumnos de San Lucho tenemos muchos valores que nos identifican a
cada uno. ESFUERZO, APOYO Y CONSEJOS.
Ciertos profesores no te preparan en el
aspecto cristiano para la vida.
4- Tienes que aprender a aceptarlo, mundo
estrecho, el problema no es el mundo, eres tú. Mi felicidad es mi propio
esfuerzo. (Frases del video)
El
perfil tiene que ser humano, dedicado y solidario. No pensar que el otro lo va
a hacer por vos. A estar dispuesto a
colaborar, a superar los inconvenientes.
Nos debería educar en competencias
orientadas en valores humanos y solidarios y no tanto en lo material. Porque
así nosotros con esa base nos podemos proponer lo que realmente queramos, que
seguro va a salir bien porque el colegio nos enseña a no asustarnos con esa luz de afuera de la caja.
5- Uno se conforma. Otro quiere cambios.
Cuando ven la posibilidad del cambio se asustan.
El perfil del egresado del San Luis
Gonzaga tiene que ser de alguien con los valores
muy marcados y comprometidos para ayudar en cualquier ámbito.
Independientemente de si elige una carrera relacionada con eso o no.
Las competencias que tiene que darnos
son las de poder desempeñarnos dentro de
todo, con facilidad en situaciones compartidas con mucha gente; poder tener
opiniones propias y saber mantenerlas, y
salir del colegio por lo menos con
conocimientos básicos de cada área (eso creo que no se cumple).
6- Felicidad
es mi propio esfuerzo. (Frase del video)
El perfil de un egresado debería ser el
de una persona que tiene valores bien marcados y se preocupa por los demás,
comprometiéndose a ayudarlos. Que aporte
para mejorar la sociedad.
El colegio nos debería formar más académicamente porque en lo personal es muy
buena la formación.
7- Tienes
que aprender a aceptar. Están incómodos, uno más impaciente que el otro.
Felicidad es tu propio esfuerzo, dentro de una caja.
(Frase del video)
El perfil del estudiante de SLG tendría
que ser de una persona que persiga sus
metas, con valores como solidaridad y la capacidad de moverse en la sociedad, decir
sus opiniones pero escuchar otras, no dejarse guiar por los demás.
La
competencia sería la del compromiso.
8- El perfil del egresado del colegio San
Luis Gonzaga, debería ser sobre todo en convertirse en una excelente persona en todos los aspectos de la vida, capaz de responder
a los problemas con calma. Siendo una persona culta y respetuosa, siendo un
trabajador, aportando a la sociedad cosas buenas para mejorarla, siendo hombres
y madres de familia competentes, que no
se conformen con lo mediocre, que cumplan sus deseos y sean felices, se
proyecten.
Solidarios, trabajo en grupo, razonamiento, capaz, constantes.
9- Un alumno debe tener un perfil en el
que el colegio (que no lo cumple) sepa
darle un pantallazo al estudiante del exterior, cuáles pueden ser algunas
trabas. Para prepararlo a que en el
momento de salir al mundo, no se choque con mil cosas. Además fomentarlo de
valores como solidaridad y trabajos en grupo, el saber estar para el
servicio de los demás, saber escucharlo, aconsejarlo y demostrarle cariño y
afecto por el otro. El saber llegar a los demás.
10- Unión, compañerismo, Solidaridad.
Debería ser una persona con empatía, hablamos de solidaridad así que en cierto modo el
egresado debería ser alguien que actúe pensando en las consecuencias para el
prójimo.
Se debería incentivar en la importancia
de quiénes somos, para presentarnos ante
el mundo con seguridad y presencia.
BIBLIOGRAFÍA
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DE COLEGIOS Y ESCUELAS JESUITAS EN ARGENTINA.
La identidad ignaciana en la educación.
Orientación, principios y propuestas.
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• Congregación
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• DUSCHATSKY,
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• MINISTERIO
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• MORIN,
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• MOSCATO,
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• PROYECTO
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• PETTY,
Miguel S.J. El desafío de educar
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personalista. Buenos Aires, Bonum, 2010.
• VIDEO
“Cambiando paradigmas en educación”, www.youtube.com/watch?v=E4KxFcvjyto
•
VIDEO
“La caja”, www.youtube.com/watch?v=1me6SQIYfX8
• VIDEO
“La civilización empática” RSA Animate, www.youtube.com/watch?v=ETLqtJzKa2o
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