Sres. Directivos,
docentes, personal no docente, padres y
alumnos:
Conmemoramos hoy a
Manuel Belgrano, y con él, el día de la Bandera Nacional que desde hace 200
años nos representa y nos significa como Patria.
De Belgrano rescato hoy
su creatividad, su fortaleza y su opción deliberada de apostar al bien común.
De la Bandera, rescato
lo que implica tenerla e izarla diariamente.
Fue necesaria la
creatividad para que lo que ardía pecho adentro floreciera pecho afuera, y así
surgió la escarapela. Fue necesaria la creatividad para que el deseo de
libertad y el sueño de independencia se expresara flameante en las alturas. Y
así tenemos la bandera.
Esa creatividad
esperanzada de Belgrano sigue siendo necesaria. Y cada vez más. Para educar,
para enseñar y para aprender.
Conmemorando a este grande
de la Historia nacional, un creativo revolucionario, podemos mirar su bandera,
nuestra bandera; y sentirnos invitados, convocados, provocados a la
creatividad.
¿Qué hacemos cada
mañana cuando izamos la bandera? ¿Es solo un rito, repetitivo y vaciado de
significación? ¿Solo una costumbre? ¿Algo que hay que hacer y nada más? ¿Unos
segundos aburridos y fríos que hay que evitar en la medida de lo posible?
200 años repitiendo el
mismo rito ¿Para qué?
Cuando izamos la
bandera podríamos sintonizar con Manuel Belgrano y su espíritu grande. Podemos
escucharlo. Él nos dice “Un pueblo culto jamás puede ser
esclavizado”. Entonces comenzar la mañana de estudio y trabajo con la
convicción de que estamos liberándonos toda vez que trabajamos, enseñamos o
aprendemos. Y que por el contrario, somos esclavos cuando no promovemos la
cultura.
Podemos cada mañana
levantar en alto nuestra bandera o no. Pero es imposible, créanme; no tener una
bandera izada en el alma. O la izamos nosotros, con convicción y perseverancia,
o nos colonizan otros plantando una bandera extranjera. Que se entienda la
metáfora.
Belgrano nos ayuda
entonces a elegir. Y nos ofrece una bandera común. Celeste y blanca. Para que
con ella icemos la libertad y digamos no a la esclavitud.
A los que somos padres, a quienes somos docentes: Con la bandera nacional podemos izar cada mañana la
convicción de que vale la pena apostar al bien común por sobre el bien
individual. Es fascinante el testimonio de Belgrano al respecto a la vez que es
lamentable cuando nos invade el enemigo individualista del sálvese quien pueda.
Solos no se puede, conviene que pongamos el bien común por sobre el bien individual.
Ese es el camino, es la certeza que hacemos oración cuando decimos: Queremos ser una nación cuya identidad sea
la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Izar esta bandera no es solo declamarlo. Nuestros
chicos no se creen lo que les decimos, creen lo que hacemos. Eso es lo que
aprenden.
“Un pueblo culto jamás
puede ser esclavizado”. Estimados colegas docentes, la cultura, la educación es camino de
libertad. Se me viene la frase que los chicos de quinto año escribían hace unos
días en su propia bandera de curso. Expresaban allí que quieren hacer historia,
y eso entusiasma. Izar esa bandera es convencerse que solo será posible hacer
historia conociendo la historia,
desentrañando el presente y apostando creativamente al futuro. Tenemos la
tremenda misión de acompañar a nuestros niños y jóvenes para que planten la bandera de la libertad.
La cultura y una esforzada educación de excelencia es el camino. Cualquier otro
sendero será bandera enemiga que nos quiere ignorantes, claro, para dominarnos.
A los chicos que hoy han hecho –harán- su promesa de
lealtad. Es emocionante
escucharlos. Han hecho algo de grandes. Es propio de los adultos prometer y comprometerse, es propio de los
grandes cumplir con lo prometido. Eso quiere decir que se están haciendo
grandes. ¿Saben qué? Está bueno hacerse grandes. No tengan miedo. Quedarse
niños o estirar demasiado la adolescencia es
una pretensión mezquina y pobre. Mejor es crecer. Mejor es llegar a ser
grandes como Belgrano. Cuando tengan la edad en la que él murió será el año
2050. Si son leales a la Patria como hoy lo han expresado entonces no solo
serán grandes de edad, sino que en Mendoza habrá una generación de hombre y
mujeres libres, alegres, creativos, coherentes, veraces y constructores de un
país mejor.
Por último unas palabras a quienes en pocos meses terminan el colegio. Alumnos de quinto año. Hace algunos días
presentaron su bandera. Estén atentos y decidan ustedes qué bandera quieren
izar. Hay mucho vende humo que ofrece una patria de fantasía. Mucho mercader
que se para frente al mástil de tus convicciones y arría la bandera nacional
para colgar la enseña del consumo. Te dice -sin decírtelo-, que serás soberano
si te unís a otros para consumir. Que sos, en la medida que comprás, que te
divertís solo si tomás. Estate atento, son mercaderes de la muerte, mentirosos
y amarretes. Decidí vos cómo querés divertirte y en qué querés gastar la vida. Vos
y no el que te espera en la esquina dictándote lo que tenés que hacer para ser parte de… para pertenecer.
Me imagino a Belgrano enfurecido ante este enemigo extranjero. Hoy quisiera con
Belgrano ofrecerles una vez más la bandera de la verdadera amistad, del
esfuerzo genuino, de la alegría compartida, de la esperanza de ir creciendo y
descubriendo que la vida vale la pena.
Con Manuel Belgrano unámonos
a Ignacio de Loyola y a Luis Gonzaga y junto a ellos trascendamos toda frontera
para hacernos ciudadanos de una Patria
Grande. La del Reino de Dios, cuya
bandera no es temporal y se levanta con el trabajo apasionado por la verdad y con el compromiso denodado por el bien común.
Muchas Gracias
JNS
19-06-12
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