jueves, 29 de noviembre de 2012

Palabras del Rector el 20 de junio


Sres. Directivos, docentes, personal no docente,  padres y alumnos:
Conmemoramos hoy a Manuel Belgrano, y con él, el día de la Bandera Nacional que desde hace 200 años nos representa y nos significa como Patria.
De Belgrano rescato hoy su creatividad, su fortaleza y su opción deliberada de apostar al bien común.
De la Bandera, rescato lo que implica tenerla e izarla diariamente.
Fue necesaria la creatividad para que lo que ardía pecho adentro floreciera pecho afuera, y así surgió la escarapela. Fue necesaria la creatividad para que el deseo de libertad y el sueño de independencia se expresara flameante en las alturas. Y así tenemos la bandera.
Esa creatividad esperanzada de Belgrano sigue siendo necesaria. Y cada vez más. Para educar, para enseñar y para aprender.
Conmemorando a este grande de la Historia nacional, un creativo revolucionario, podemos mirar su bandera, nuestra bandera; y sentirnos invitados, convocados, provocados a la creatividad.
¿Qué hacemos cada mañana cuando izamos la bandera? ¿Es solo un rito, repetitivo y vaciado de significación? ¿Solo una costumbre? ¿Algo que hay que hacer y nada más? ¿Unos segundos aburridos y fríos que hay que evitar en la medida de lo posible?
200 años repitiendo el mismo rito ¿Para qué?
Cuando izamos la bandera podríamos sintonizar con Manuel Belgrano y su espíritu grande. Podemos escucharlo. Él  nos dice “Un pueblo culto jamás puede ser esclavizado”. Entonces comenzar la mañana de estudio y trabajo con la convicción de que estamos liberándonos toda vez que trabajamos, enseñamos o aprendemos. Y que por el contrario, somos esclavos cuando no promovemos la cultura.
Podemos cada mañana levantar en alto nuestra bandera o no. Pero es imposible, créanme; no tener una bandera izada en el alma. O la izamos nosotros, con convicción y perseverancia, o nos colonizan otros plantando una bandera extranjera. Que se entienda la metáfora.
Belgrano nos ayuda entonces a elegir. Y nos ofrece una bandera común. Celeste y blanca. Para que con ella icemos la libertad y digamos no a la esclavitud.
A los que somos padres, a quienes somos docentes: Con la bandera nacional podemos izar cada mañana la convicción de que vale la pena apostar al bien común por sobre el bien individual. Es fascinante el testimonio de Belgrano al respecto a la vez que es lamentable cuando nos invade el enemigo individualista del sálvese quien pueda. Solos no se puede, conviene que pongamos el bien común por sobre el bien individual. Ese es el camino, es la certeza que hacemos oración cuando decimos: Queremos ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.  Izar esta bandera no es solo declamarlo. Nuestros chicos no se creen lo que les decimos, creen lo que hacemos. Eso es lo que aprenden.
“Un pueblo culto jamás puede ser esclavizado”.  Estimados colegas docentes,  la cultura, la educación es camino de libertad. Se me viene la frase que los chicos de quinto año escribían hace unos días en su propia bandera de curso. Expresaban allí que quieren hacer historia, y eso entusiasma. Izar esa bandera es convencerse que solo será posible hacer historia conociendo la historia, desentrañando el presente y apostando creativamente al futuro. Tenemos la tremenda misión de acompañar a nuestros niños y jóvenes  para que planten la bandera de la libertad. La cultura y una esforzada educación de excelencia es el camino. Cualquier otro sendero será bandera enemiga que nos quiere ignorantes, claro, para dominarnos.
A los chicos que hoy han hecho –harán- su promesa de lealtad. Es emocionante escucharlos. Han hecho algo de grandes. Es propio de los adultos  prometer y comprometerse, es propio de los grandes cumplir con lo prometido. Eso quiere decir que se están haciendo grandes. ¿Saben qué? Está bueno hacerse grandes. No tengan miedo. Quedarse niños o estirar demasiado la adolescencia es  una pretensión mezquina y pobre. Mejor es crecer. Mejor es llegar a ser grandes como Belgrano. Cuando tengan la edad en la que él murió será el año 2050. Si son leales a la Patria como hoy lo han expresado entonces no solo serán grandes de edad, sino que en Mendoza habrá una generación de hombre y mujeres libres, alegres, creativos, coherentes, veraces y constructores de un país mejor.
Por último unas palabras a quienes  en pocos meses terminan el colegio. Alumnos de quinto año. Hace algunos días presentaron su bandera. Estén atentos y decidan ustedes qué bandera quieren izar. Hay mucho vende humo que ofrece una patria de fantasía. Mucho mercader que se para frente al mástil de tus convicciones y arría la bandera nacional para colgar la enseña del consumo. Te dice -sin decírtelo-, que serás soberano si te unís a otros para consumir. Que sos, en la medida que comprás, que te divertís solo si tomás. Estate atento, son mercaderes de la muerte, mentirosos y amarretes. Decidí vos cómo querés divertirte y en qué querés gastar la vida. Vos y no el que te espera en la esquina dictándote lo que tenés  que hacer para ser parte de… para pertenecer. Me imagino a Belgrano enfurecido ante este enemigo extranjero. Hoy quisiera con Belgrano ofrecerles una vez más la bandera de la verdadera amistad, del esfuerzo genuino, de la alegría compartida, de la esperanza de ir creciendo y descubriendo que la vida vale la pena.
Con Manuel Belgrano unámonos a Ignacio de Loyola y a Luis Gonzaga y junto a ellos trascendamos toda frontera para hacernos ciudadanos de una Patria Grande. La del Reino de Dios, cuya bandera no es temporal y se levanta con el trabajo apasionado por  la verdad y con  el compromiso denodado por el bien común.
Muchas Gracias
JNS
19-06-12

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