lunes, 10 de diciembre de 2012

Boston: “una buena noticia…”



A los Profesores de los Colegios Jesuitas e Ignacianos de América Latina y el Caribe (FLACSI)

Los Rectores y Directivos participaron en los primeros días de agosto en el Coloquio Internacional sobre Educación Secundaria Jesuita e Ignaciana, en la ciudad de Boston MA.


En unas breves palabras les ofrecemos algunos comentarios para compartir algunas riquezas del mismo y para anteceder al documento final, que les invitamos a leer y considerar a continuación para ayudar a profundizar el compromiso cómo Profesor que recorre el camino Ignaciano.

En la actividad participó un grupo de alrededor de 350 Directivos de Colegios Jesuitas e Ignacianos provenientes de 65 países. Otros eran miembros de las coordinaciones o redes nacionales de educación, algunos provinciales y algunos miembros del gobierno central de la Compañía de Jesús. Antes de la riqueza de contenidos, en el grupo había ya una riqueza marcada por la pluriculturalidad, el multilingüismo, la presencia de laicos y jesuitas, la larga experiencia de los convocados. De esta riqueza se pudo nutrir la convivencia fraterna, los diálogos espontáneos y las sesiones de estudio y trabajo.


La declaración final tiene por título: “Jesuit Education – Our commitment to Global Networking” ( Educación Jesuita: nuestro compromiso de trabajar en redes gobales”). El punto que se destaca en la declaración es la conciencia de ser una red mundial de gran riqueza y de cómo esta red abre un potencial de mejor servicio a la misión, de mayor incidencia, aprendizaje constante y visión amplia del mundo con sus problemas y la educación con sus respuestas. Un colegio que se aísla es un colegio que no se desarrolla y prepara su muerte. Por eso, hay una llamada fuerte a fortalecer las redes locales y nacionales, y a vincularse a través de éstas a la Red Mundial. Aquí en América Latina y el Caribe hemos caminado algo en esto, y hay que intensificar.

La globalización es un hecho, las decisiones se toman cada vez más en el nivel global, y se aplican y enriquecen en el nivel local. Hay estereotipos que quizás no nos gustan, y por eso a veces nos defendemos. Por ejemplo, la Coca Cola es la misma en todo el mundo, sus presentaciones, sus auspicios, sus estrategias, sus formas de reaccionar ante el mercado, están definidas globalmente y aplicadas localmente. Nosotros no trabajamos con objetos, sino con personas, y la cultura no es un dato marginal, sino central.

Nuestra globalización no arranca de una necesidad comercial, no exige uniformidad. Es más bien una mirada global porque la misión es global. Por eso el documento final llama a “desarrollar… nuestra habilidad de respetar y participar en nuestra propia situación, teniendo siempre en mente nuestra identidad y misión universal como colegios jesuitas e ignacianos”. Invita a fortalecer “las redes locales y regionales, y al mismo tiempo centrarnos en la importancia de alimentar relaciones globales al interior y al exterior de la red jesuita e ignaciana”.


El reto es el de formar “ciudadanos globales” y de serlo también nosotros. Esto implica mayor conciencia del mundo y sus problemas globales, mayor capacidad de interactuar y colaborar con otros, de desarrollar un cuerpo mundial en el que se trabaje activamente por el servicio de la fe y la justicia, el cuidado del ambiente, la inclusión y la supresión de fronteras, la construcción de puentes generacionales, interreligiosos, socioculturales, etc. Los Colegios Jesuitas e Ignacianos desean “ayudar efectivamente a los estudiantes a encarar desafíos globales”.

En lo concreto, tenemos que fortalecer nuestro alineamiento con las prioridades apostólicas de la Compañía de Jesús, con el plan estratégico de los Colegios, con la Red Educacional Ignaciana de cada país y sus propuestas, participando creativamente y dejándose interpelar, planificando y revisando lo que se hace desde estas perspectivas, aportando lo que se recoge de las experiencias locales. Colegio que se aísla, muere. Y se puede agregar: “profesor o profesora que se aísla, termina por marginarse definitivamente”. Hay que dar tiempo para mirar el propio trabajo desde este enfoque. De ahí que la prioridad de “Colaboración” sea tan importante y tan urgente, como lo es la de la “inclusión” y la de la “formación de los jóvenes” en esta línea de “ciudadanos globales”.

Para terminar, una nota espiritual y teológica, sobre todo inspiradora. Impresionó mucho el aporte hecho por un jesuita filipino que es Asistente del P. General para la región de Asia. Reflexionando sobre el cristianismo, él comentó que parecía ser que en Occidente el principal énfasis solía ser en la verdad: qué es lo correcto, qué dice la Iglesia sobre esto o esto otro, cuál es la doctrina, el resultado esperado.

Agregó que en África lo más evidente parecía ser la vida: la vida amenazada, la vida que se expresa en los tambores y danzas de la liturgia, la vida que clama y pregunta, y que al mismo tiempo trasunta alegría. En Asia, el énfasis parecía ser el camino: la sabiduría ancestral, el aporte de las religiones y espiritualidades, la búsqueda del caminante, la huella milenaria y la libertad del peregrino. Y, recordó finalmente: Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Esta es una buena motivación para fundamentar lo que entendemos por globalización.

Apoyémonos en el fortalecimiento y la profundización de estas líneas de trabajo como un sólo Cuerpo Apostólico Latinoamericano y del Caribe.

Les saludamos afectuosamente,

Equipo Directivo

FLACSI








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